El bajo estado anímico tras las vacaciones no es patrimonio de los mayores. La vuelta al cole de los pequeños de la casa requiere motivación, algo de organización y mucho optimismo.
La actitud de los adultos es crucial en este proceso. Los niños aprenden por imitación y, si observan que sus padres se muestran decididos e ilusionados ante los cambios y los nuevos retos, la adaptación es mucho más sencilla y rápida.
Aparte de esta imprescindible actitud positiva, existen otras interesantes acciones para motivar a nuestros hijos en la vuelta al cole. Repasamos algunas de ellas:
- Adoptar los cambios horarios de forma paulatina. Durante el verano se alteran los ritmos de comida, sueño y ocio. Tras las vacaciones, lo más aconsejable es ir incorporando los horarios habituales de manera gradual, con unas dos semanas de antelación. Es aconsejable modificar primero la hora de irse a la cama, después la de levantarse, de la comida etc.
- Información previa. Los pequeños pueden sentirse inquietos ante las novedades (compañeros, profesores, cambio de colegio…). Si les escuchamos, aclaramos sus dudas y les proporcionamos algo de información previa se sentirán mucho más confiados.
- Anécdotas divertidas. Un magnífico ejercicio conjunto sería compartir con los niños experiencias y anécdotas positivas que nos hubieran sucedido en el colegio.
- Nuevos retos. Nuestros hijos se sentirán más motivados si hablamos con ellos y les preguntamos por los retos que desean conseguir en el nuevo curso (mejorar la nota del año anterior, intención de apuntarse a alguna actividad extraescolar…).
- Estrenos. Estrenar algo con la vuelta al colegio es, casi casi, un rito. Nueva mochila, material, corte de pelo o una prenda de vestir pueden ayudar a iniciar la rutina con algo más de ilusión. Estas acciones no tienen por qué ser incompatibles con el ahorro o con el reciclado de algunos objetos, cuestiones sagradas en los tiempos que corren.
- Primer día. El primer día es importante, especialmente para los niños más pequeños. Ir acompañados de sus padres en la primera jornada escolar les aporta tranquilidad y seguridad. Es fundamental evitar el estrés y tomarse las cosas con mucha calma en el inicio del curso.
Como indicábamos al principio, el ambiente familiar es decisivo a la hora de afrontar sin agobios la vuelta al “cole”. Los niños manifiestan la ansiedad con irritabilidad y falta de energía. Si notásemos estos síntomas, podemos ayudarles conversando, contándoles cómo superamos nosotros ese tipo de situaciones y planificando con ellos los nuevos horarios. Todo ello, por supuesto, regado con mucha ilusión y optimismo.