Google se introduce de lleno en la automoción. La compañía es pionera en la creación de sistemas de autocontrol para vehículos y hace unos días ha declarado su intención de construir un vehículo propio en vez de colaborar con otras marcas.
La compañía ya ha empezado a presionar a los distintos fabricantes de vehículos para que incluyan este tipo de tecnologías en sus coches, con el fin de que se vayan poniendo en marcha las leyes reguladoras para este nuevo sistema.
La propietaria de Mercedes Benz, Daimler AG, ha declarado que quiere introducir procesos de automatización en algunos modelos. Los Clase C del año que viene, vendrán ya con un sistema que les permitirá aminorar o acelerar de forma autónoma, en función de la velocidad del vehículo de delante.
Google ya dispone de una pequeña flota de coches con conducción autónoma, que ha realizado gracias a su alianza con la marca Toyota, tienen un coste unitario de 150.000 dólares (unos 112.000 euros). Para los fabricantes es un problema incorporar esta innovación y seguir manteniendo un precio competitivo, debido al valor de estos sistemas.
Para que la nueva idea de vehículo de Google funcione, no solo deberá reducir costes de producción para conseguir precios competitivos, sino que además necesita que las leyes vigentes comiencen a regular esta nueva forma de conducción.